The Three Types of Advocation: By Alejandra Sanchez
- Alejandra Sanchez
- Jun 26
- 3 min read
There are three key types of advocates in the fight for the rights and inclusion of people with disabilities. Each plays an essential and complementary role within our community.
The first is the self-advocate. This is the person with a disability who speaks up for themselves, defends their rights, participates actively, and demands respect and equality in all areas. Their direct experience gives them strength and authority to speak about what needs to change.
The second is the ally advocate, such as a family member, friend, or acquaintance who understands the reality of living with a disability and chooses to support, accompany, and raise awareness of their loved one’s needs. This type of advocate is key to ensuring that people with disabilities do not feel alone on their path.
The third is the social justice advocate. This is someone who, without necessarily having a close relationship with a person with a disability, commits to the cause out of conviction. They are agents of change who fight for a more just, equitable, and inclusive society for everyone.
I learned about these three types of advocates thanks to a woman I deeply admire, who has dedicated much of her life to this work. She inspired me to reflect on the importance of teaching our children, from a young age, to recognize the value of every person, to stay informed, to use the resources available in their community, and to actively advocate for inclusion.
The participation of people with disabilities should not be reduced to a photo on social media or to a promise of inclusion that never goes beyond words. We are not display figures or symbolic examples to fulfill a requirement. We are capable human beings, with much to contribute according to our individual abilities, whether at home, in school, at work, or in any professional field. Real inclusion is validated through action, not appearances.
Existen tres tipos de defensores clave en la lucha por los derechos y la inclusión de las personas con discapacidad. Cada uno cumple un papel esencial y complementario dentro de nuestra comunidad.
El primero es el auto defensor. Es la persona con discapacidad que alza la voz por sí misma, defiende sus derechos, participa activamente y exige respeto e igualdad en todos los espacios. Su experiencia directa le da fuerza y autoridad para hablar de lo que necesita cambiar.
El segundo es el defensor aliado, como un familiar, amigo o conocido que comprende la realidad de vivir con una discapacidad y decide acompañar, apoyar y visibilizar las necesidades de sus seres queridos. Este tipo de defensor es clave para que las personas con discapacidad no se sientan solas en su camino.
El tercero es el defensor por justicia social. Es aquella persona que, sin necesariamente tener una relación cercana con alguien con discapacidad, se compromete con la causa por convicción. Es un agente de cambio que lucha por una sociedad más justa, equitativa e inclusiva para todos.
Aprendí sobre estos tres tipos de defensores gracias a una mujer a quien admiro profundamente, ya que ha dedicado gran parte de su vida a este trabajo. Ella me inspiró a reflexionar sobre la importancia de enseñar a nuestros hijos desde pequeños a reconocer el valor de cada persona, a informarse, a usar los recursos disponibles en su comunidad y a defender activamente la inclusión.
La participación de las personas con discapacidad no debe quedarse en una foto en redes sociales o en una promesa de inclusión que no se cumple. No somos personas de vitrina ni ejemplos simbólicos para cumplir con un requisito. Somos seres humanos capaces, con mucho que aportar desde nuestras habilidades, ya sea desde el hogar, en la escuela, en el trabajo o en cualquier ámbito profesional. La verdadera inclusión se valida con hechos, no con apariencias.
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